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Watertown, Massachusetts, United States
Editor Latino World Online.com and Mundo Latino Online.com

Wednesday, August 20, 2008

“Revisitando la pesadilla de mil dólares.”

Hacía frío y estaba oscuro. Las luces de los postes reducidas, casi muertas; caminar en las aceras vacías llenas de baches y huecos era difícil. El hombre, con sombrero negro que casi le cubría las orejas, un cigarrillo encendido en su mano temblorosa, una vieja capa de lluvia que era posiblemente dos números de tamaño mas largo para él, siguió caminando.

“Bueno, ¿lo quieres?” preguntó ella sin mucho interés aparente.

“¿Lo tienes?” dijo él.

“Claro que sí,” contestó ella sonriendo coquetamente.

“¿Puedo verlo?”

“¿Dudas de mi palabra?” Contestó ella un poco molesta.

“No, no, yo no dudo de tu palabra, pero tengo que verlo primero. Es demasiado caro y yo no tengo usualmente esa cantidad tan elevada de dinero conmigo para estas cosas.”

Ella dudó y lo miró con sospecha. “Sígueme,” contestó. Entonces ambos comenzaron a caminar hacia la acera opuesta.

“Ten mucho cuidado,” advirtió ella en voz baja. “Tú nunca sabes cuando un policía te va a ver. Si uno nos para, tú y yo no nos conocemos. Tú estabas solamente preguntando por direcciones, ¿Está bien?”

“Perfectamente,” dijo él inhalando otra humareda irritable en sus pulmones.

Ambos caminaron entonces con más prisa hacia una casa sin luces situada en medio de la cuadra que estaba rodeada por una cerca alta vieja de madera y algunos arbustos. Ella abrió la puerta de la cerca y le hizo señas con una mano para que la siguiera, no sin antes haberse asegurado que nadie los había visto. Él la siguió excitado.

“¿Es bueno?” preguntó el hombre con ansiedad.

“Lo suficientemente bueno… ¿Que tú te crees?”

“¿Regular?”

“Sí; y muy caro.”

“¿Que caro?”

“Mil dólares.”

“¿Cómo? ¿Mil dólares por un galón de gasolina regular? ¿Tu estás loca?”

“Sí, mil dólares; y ese reloj de pulsera Rolex que tienes en la muñeca. El dinero tiene que ser dividido con mi distribuidor de gasolina; el reloj es para mi novio.”

Un Punto de Vista
“Revisitando la pesadilla de mil dólares.”
Por Paul V. Montesino, PhD.

Ahora bien, si usted piensa que el diálogo que aparece arriba-no era lo que usted creía, ¿no es verdad?-es ficción, piense de nuevo. Lo único que usted tiene que hacer es echar una mirada a lo que está ocurriendo en el mundo hoy día y se dará cuenta que la posibilidad de que pasemos mucha penas y dolores para comprar un galón de gasolina para poder extraer algunas millas adicionales de nuestro ineficiente auto familiar, no es solo posible sino muy probable también. Los eventos de los que hemos sido testigos durante los últimos años son evidencia que soporta nuestro punto de vista.

Cuando nosotros publicamos este artículo en Febrero del 2006 mucha gente se creyó que era ficción. Ahora la ficción se hace mas realidad y somos usted y yo lo que nos hacemos ficticios. El precio del barril de aceite era entonces menos del cincuenta por ciento de lo que es hoy día, $60 en Febrero del 2006. Y creíamos entonces que era malo. Ahora es $135. Y el precio de la gasolina a $2.24 entonces es más de $4 en el presente y sigue subiendo.

Váyase usted a cualquier parqueo de una tienda de comestibles o un centro comercial en estos días-dijimos entonces-y usted se verá rodeado por Vehículos de Utilidad Deportiva (SUV) que no solamente le bloquean la vista cuando usted trata de salir de su espacio de estacionamiento, sino que desperdicia mas gasolina de la que necesita para llegar de aquí a allá y regresar. Pero, desde luego, no siempre es un SUV el que lo hace. Otras veces es un chofer de camión manejado por alguien que posiblemente podía caminar. Pero eso es lo que veíamos entonces. Recientemente la compañía Ford anunció una reducción drástica en la producción de SUVs y camiones para acomodar la pérdida de interés repentina de los consumidores por esos gigantes consumidores de gasolina. El SUV y los camiones de recreación se dirigen hacia la misma dirección del histórico “Modelo T” de la Ford convirtiéndose en dinosauros.

Pero la evidencia va más allá de los tamaños de los autos en los parqueos de estacionamiento o la congestión de carreteras. Miremos a las noticias diarias que vienen de todas partes del mundo o de nuestra propia nación y ustedes verán al petróleo impactando toda parte de nuestras vidas de una manera u otra. Está sucediendo lenta pero seguramente. Los gobiernos que controlan las canillas de aceite están detrás de acusaciones y demostraciones diarias sobre nuestro estilo de vida o nuestro sistema político y económico. Sea Irán con sus amenazas de expansión nuclear y su ofensiva interpretación sobre la historia; Venezuela vendiendo aceite barato directamente a los pobres de nuestras ciudades sobrepasando a nuestras instituciones elegidas pero metiéndose en los asuntos internos de otros países vecinos; o gobiernos del Medio Oriente que manipulan a las masas para que se alcen y reaccionen contra un pequeño periódico que nadie conocía antes de publicar un insensato cartón, el aceite es el nuevo intermediario del poder.

Y el elevado precio de la energía se convierte en parte intrínseca de todo lo que consumimos, cosas que usamos o servicios que recibimos. Algunas aerolíneas de aviación están sustituyendo las secciones de Primera Clase y Negocios por asientos de coche en los que cobran $15 extra por unas trece pulgadas mas de espacio entre ellos o por cada una de las maletas que necesitamos llevar en nuestro viaje. ¿Será posible volar mas barato en el futuro si lo hacemos desnudos? Sea el precio del pan o la leche y todo lo demás que comemos o tomamos, la realidad es que todos esos productos requieren el uso del transporte para ser suministradas a su bodega y, desde luego, el transporte requiere gasolina.

Usted sabe que estamos confrontando un problema de verdad cuando el Vice Presidente de los Estados Unidos va una vez al Medio Oriente y el Presidente dos veces para mendigar a nuestros suministradores Árabes para que nos den un alivio en el suministro del petróleo. “Estamos enviciados con el petróleo,” dice el presidente. Eso se ha convertido en su mantra número una. La segunda, desde luego, es ganar en Iraq. ¡Que pena! Y la situación se empeora. Nadie tiene idea alguna de lo que los tres contendientes presidenciales harán para resolver este problema. Tal vez cuando dejen de volar tanto en avión de una primaria a otra la demanda y los precios se reducirán.

Estamos discutiendo sobre lo que dicen los pastores de la derecha o de la izquierda en sus iglesias aunque sabemos que los pastores predican lo que quieren cuando lo quieran. ¿Quien fue un tal Thomas Jefferson que dijo que la Iglesia y el Estado debían estar separados? O discutimos también sobre políticas extranjeras que no trabajan hoy y no trabajarán mañana al menos que cambiemos no solo su contenido sino su contexto también. En otras palabras, estamos navegando ciegos en un carro que nos cuesta más y más manejar.

¿Es acaso posible que tengamos que volver a visitar esta pesadilla histórica dentro de dos años para reflexionar sobre otro aumento doble en el precio de la energía? Bueno, ¿quien sabe? Yo recuerdo cuando hacíamos bromas políticas, económicas y culturales sobre las masas comunistas chinas porque usaban nada más que bicicletas en sus medios de transporte o porque carecían de recursos modernos en sus factorías. Hoy día China, al igual que la India, se está convirtiendo en una de las más grandes consumidoras de energía en el mundo y es una de las razones principales por el aumento del precio del petróleo. Me imagino que la broma es sobre nosotros ahora. Los retamos para que imitaran nuestro sistema económico y aceptaron la competencia palabra por palabra. Uno tiene que tener cuidado con lo que desea; puede convertirse en realidad.

Pero bueno, ¿a quien le importa? Yo me voy de aquí en mi vieja bicicleta: “!Miren amigos; sin manos!” Es solamente mi punto de vista hoy.

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